miércoles, 28 de octubre de 2015

La agonía de la filosofía

 Agonizar no es morir  y  la filosofía puede resistir los ataques de la clase política  y seguir viva con nuestra ayuda.
 Pensemos en lo que sería un mundo sin pensamiento crítico, en el que no se aprendiese a argumentar en contra de la irracionalidad, la intolerancia o la  injusticia, porque se nos ha privado de las herramientas necesarias para ello, Pensemos en un mundo donde los dogmas religiosas fuesen el canon de la verdad ,donde las creencias se confundiesen con el saber. Un mundo así , la mayoría de nosotros, no lo queremos . El fin de la filosofía es el fin de nuestras raíces, de las raíces de nuestra manera de interpretar la realidad y a nosotros mismos.
Si quieres seguir teniendo la posibilidad de conocer la Historia de la Filosofía, firma esta petición para salvar la filosofía.
Hay que salvar la filosofia

martes, 27 de octubre de 2015

Imagen del cosmos según Aristóteles



La concepción aristotélica del universo


El universo aristotélico se compone de dos mundos distintos. La distinción entre movimiento rectilíneo y circular introduce una separación “ ontológica” neta entre la esfera inferior o mundo sublunar compuesta de los cuatro elementos ( tierra,aire,agua y fuego) y el resto del universo ocupado por los cuerpos nobles compuestos de éter.

En el mundo sublunar impera la generación y la corrupción de los cuerpos , como resultado del movimiento lineal de los cuatro elementos, ascendente en el caso del aire y el fuego, descendente en el caso de la tierra y el agua.

En el mundo supralunar impera el movimiento circular que es sinónimo de perfección. Los cuerpos que están constituidos de éter o quinta esencia no están sometidos ni a generación ni a corrupción.

Aristóteles adoptó y materializó el sistema de las esferas homocéntricas ideado por Eudoxio en cuyo centro está la Tierra seguida de la luna , Mercurio,Venus,Sol,Marte,Júpiter, Saturno y por último la esfera de las estrellas fijas.

Aristóteles concibió el cosmos como una perfecta jerarquía metafísica, según la cual todos los seres estaban dispuestos de acuerdo con una escala natural ascendente, cuyo eslabón inferior lo ocupaba la materia prima y cuyo eslabón superior lo ocupaba el acto puro, al cual Aristóteles le dio carácter de motor inmóvil, por ser puro pensamiento de sí mismo.